6 mar 2016
Concierto de Flamenco. Antonio El Pola al cante y Paco Soto a la guitarra.
El próximo 31 de Marzo tendré el gusto de presentaros un Concierto de
cante flamenco y guitarra en el Gran Café, en la planta de arriba a las
20:30
Con motivo de un curso de yoga de la gran maestra Martine Le Chenic, enamorada del flamenco.
La obsequiaremos con la presencia de Antonio El Pola y Paco Soto.
Una ocasión única para todos los apasionados de este arte en la ciudad de León.
Os dejo el cartel. Se agradece la difusión a fin de que llegue a quien le pueda interesar.
Con motivo de un curso de yoga de la gran maestra Martine Le Chenic, enamorada del flamenco.
La obsequiaremos con la presencia de Antonio El Pola y Paco Soto.
Una ocasión única para todos los apasionados de este arte en la ciudad de León.
Os dejo el cartel. Se agradece la difusión a fin de que llegue a quien le pueda interesar.
Café España
El Café España.
20 años después ... buscaba un café en una pequeña ciudad de provincias del norte.
Tenía todo el glamour y el sabor del viejo café.
Ya no estaba. El tiempo pasa y los viejos locales con encanto, desparacen para dar lugar a escaparates de cup cakes, tiendas fashion low cost y hipsters alrededor.
20 años después ... buscaba un café en una pequeña ciudad de provincias del norte.
Tenía todo el glamour y el sabor del viejo café.
Ya no estaba. El tiempo pasa y los viejos locales con encanto, desparacen para dar lugar a escaparates de cup cakes, tiendas fashion low cost y hipsters alrededor.
La muerte
- Hoy ha empezado en el Centro de yoga una mujer muy mayor, más cerca de los ochenta que de los setenta. Ha entrado con calcetines y con gafas de sol a la sala. Completamente despistada. Con una enorme cifosis visible, aparte de otros muchos problemas invisibles pero latentes. Como un pajarín.
- ¿ Tan pequeña como un pájaro ?
- No, quiero decir tan delicada, tan indefensa. Pero a la vez atrevida, entrar a practicar con su cuerpo entre un grupo de personas mucho más ágiles y jóvenes que ella. Y allí está. Para que haga algo de pie, me tengo que poner detrás de ella y sujetarla con mi propio cuerpo. Me conmueven mucho estas cosas. Este querer mejorar cuando ya queda poco de la vida, la fragilidad, como un juguete roto... Intentaré que se encuentre mejor.
Hoy, cuando trabajaba con ella, me venía a la cabeza la imagen de alguien queriendo poner un taco taladrando, para colgar un cuadro en una pared muy vieja y desconchada.. Algo casi imposible. Ese querer estar bien, mejorar, ese aferrarse a la vida y a la salud es algo increíble.
Ayer sin embargo se ha ido el pequeño Andrés, con sólo nueve años... y pienso que no hay dios, que es un absurdo, una completa injusticia que un niño tan pequeño muera y no tenga oportunidad de vivir, de explorar, de crecer. ¿ Qué sentido tiene nacer si a los nueve años se corta la vida ? y no quiero ni imaginar el dolor que se instala en el corazón de sus padres para siempre, de sus hermanos, de su familia.
- Estaba muy malito ¿verdad ? A nosotros nos dijo el otro día, "hola Nicolás, hola Martín".
- Pobrecito mío, qué dolor. Creo que vosotros no sois conscientes aún de todo esto, la muerte y demás... uno tarda en habituarse a estas cosas... a que la vida termina, a que dejas de ver a tus seres más queridos, pero a veces es demasiado pronto, demasiado...
Mandadle un besito por el aire, le llegará, allí donde esté.
- Nosotros vimos el otro día, desde la ventanilla, un coche de esos largos, negros, con roscas de flores, y con unas vías de tren dentro por las que rueda una caja larga y la puerta de atrás estaba abierta, no había ningún muerto, creo que se lo habían llevado.
- En fin, la vida sigue, pero para esos papás quedará algo roto en el camino, imposible de pegar. Nada puede sustituir a ese pequeño.
¿ Entendéis ?
- Sí.
- La muerte es parte de la vida. Nada más empezar a nacer ya empezamos a morir. Todo es uno, es como ir en una carrera pero no sabes cuando llegas a tu meta.
- Mamá,
- Dime cariño.
- Te quiero mucho.
La torre de Pixar
- Hace un día estupendo chicos, me encanta coger el coche un día libre, como hoy, y salir al monte. Luce un sol maravilloso.
¿ A vosotros os gusta ?
- Sí, nos gusta mucho, mamá.
- No hay nada más maravilloso, coche y carretera, sol, y música, hoy vamos con Nina Simone, la recordamos, porque un día como hoy murió. Y así escucháis su voz.
Vamos a hacer un viaje largo en coche hasta Andalucía, pronto. Desde el coche se ven muchas cosas, mucho cambio de paisaje.
Mirad esas torres de ladrillo, ¿ las veis ? Desde aquí justo se ven tres. Son como los faros de la tierra adentro.
- Sí, sí.
- Son chimeneas de antiguas tejeras, a mí me gustan mucho. Hoy en día son algo protegido, no se pueden echar abajo. Estoy muy de acuerdo con esto. Forman un paisaje muy especial, muy de una época en este país....
- Me gusta que sean redonditas, y de ladrillos rectangulares.
- Sí, tiene que ser muy difícil construirlas, ¿ verdad ? Hay que hacerlo muy bien desde la base, muy recto, si no... se tuercen arriba, y pasa como con la torre de Pisa.
- O sea, ¿ que la torre de Pixar está torcida ?
- Pixar no, cariño. P I S A.
- ¡ Pixar ! Pixar es Pixar.
- No Nicolás, estás equivocado. Es Pisa. No Pixar.
- ¡ Aquí no se entera nadie de nada ! Lo pone muy claro cuando empiezan las películas. P I X A R, P I X A R.
- Ja ja ja, sí, cariño, pero es que esto es otra cosa. Es de una ciudad que se llama Pisa, y está en Italia, lo que tú dices es una productora de cine.
- ¡ Qué pesados sois con la productora, oye ! Se llama Pixar.
- Nicolás, ¿ quién sabe más, papá y mamá, o tú ?
- Yo he visto mil películas Martín, y tú también, y dice P I X A R, lo de Pisa lo decís vosotros, yo no lo había oído en toda mi vida...No me importa nada de lo que decís, yo lo sé.
- Está muy bien tu tesón y tu seguridad Nico, te vendrá fenomenal en la vida, pero hay veces que tienes que escuchar lo que te dicen un poco, parar y mirar a ver si realmente te quieren decir algo, mirar si estás equivocado, hacer un poco de auto crítica, no pensar que uno lo sabe todo ya a los cinco años, ¿ENTIENDES ?
- Vosotros no sabéis qué es la torre de Pixar, y además no está torcida.
Cabeza de chorlito
- Gracias por traernos esos muñequitos nuevos mamá.
- De nada amores. Me gusta traeros cositas nuevas, sé que os encantan. Aunque reconozco que estoy un poco perdida con el tema de los premios. Los incentivos.
Hay gente que aconseja unas cosas, y otros otras, leo libros, escucho a otras madres, a las abuelas, a las amigas de las abuelas, a algunos educadores... y la verdad es que no lo sé.
Hago lo que me dice el corazón, y ya está.
- A nosotros nos encantan los premios, mamá.
- Lo sé, lo sé, claro que lo sé.
Creo que en la vida, en cada época, hay que poder disfrutar de las cosas que son propias de esa edad. Adoro ver vuestros ojos de asombro y disfrute, puros ante lo nuevo, frescos. Es de lo más precioso en esta vida. Poder volver a ver con vosotros dos, las cosas desde un enfoque hacia atrás. Nuevo, otra vez.
- Yo ya he aprendido a que si te pongo una carita y unos ojitos así... tú no te puedes resistir, y me haces lo que quiera, un vaso de agua, o traerme al gato encima de mi barriguita...
- Sois un par de zalameros buenos... listines y bribones. Pero lo que más sois ahora es cabezas de chorlito.
- ¡Tú sí que eres cabeza de chorlito !
- Yo ... seguro. ¡ Pero no tanto ! Jajaja
Luego, la adolescencia, ahí sí que vais a hacer "el cabeza de chorlito", ya verás. Todos nos ponemos un poco tontos en esa temporada de revolución hormonal en la que no sabes ni tú mismo, lo que quieres.
Bueno, a lo que iba, Chorlys, que os habituáis a la recompensa. Nada más. Hago esto porque me van a dar... aquello. ¿ Entendéis ?
- Bueno, sí, yo también lo hago porque me gusta.
- Ese es el punto. No perder el gusto por lo que haces. Ese es el punto. Y si lo pierdes... es como si tú te perdieras. Lo puedes llevar a muchos planos y ejemplos en la vida.
Yo también lo llevo al Yoga, y a todo lo que me ha supuesto ese simple cambio de planteamiento.
Por cierto Martín, me encantó verte ayer a mi lado en la clase, frente a diez o doce personas, todos sentados, tú uno más, con nosotros, en el centro. Tu espada erguida y tu rostro tan sereno, sintiendo con las manos el movimiento de las costillas.
Precioso momento, ratón. Me gusta que vengas a alguna clase de adultos. De ayudante y estudiante. Yo creo que a la mayoría de la gente le gusta, el otro día me dijo Oliva que le encantaba que estuviera un niño por la clase... y como sois dos, pues cada semana uno.
- Ya pero es que Nicolás se quedó solo en casa, y se aburre porque yo no estoy. Igual me tenía que quedar con él.
- Mira, cuando a él le toca venir a clase, viene porque le encanta, lo está deseando. Debéis tener experiencias solos. Independientes del otro hermano, ¿ me comprendes ?
- Sí...
- Cada uno su aprendizaje sin mirar al hermano. Sería muy interesante que tuvierais cada uno vuestros amigos, algunos de ellos comunes, ir a clases distintas, no hace falta estar siempre juntos, a todas horas... buscar ratos para hacer cosas sin tu hermano y con otra gente. Ser gemelo tampoco es fácil, lo sé. Aunque a mí me hubiera encantado tener una hermana de la misma edad. Siempre alguien cerca por ahí.. sobre todo cuando eres pequeña, y en la adolescencia, no sé, quizás siempre es bueno.
Aunque tengo a Óscar, mi maravilloso hermano, con el que hablo muy poco muy poco.
- Oscarín es el mejor de la familia.
- Sí. ... Es verdad. ¡El mejor !
Está bien , vamos haciendo, como vamos viendo, sobre la marcha. No es fácil, de repente, convertirte en hijo o en madre,
¿ verdad ? Cuando simplemente eras hijo, o como vosotros, que aún erais un proyecto, cuando yo sólo era hija.
- Es verdad, nosotros estábamos en El Huevo.
- Bueno, entonces, ¿ vienes la próxima semana a la clase ?
- Sí. Pero a condición de que me compres un muñeco como este y me digas dónde lo compraste...
- De nada amores. Me gusta traeros cositas nuevas, sé que os encantan. Aunque reconozco que estoy un poco perdida con el tema de los premios. Los incentivos.
Hay gente que aconseja unas cosas, y otros otras, leo libros, escucho a otras madres, a las abuelas, a las amigas de las abuelas, a algunos educadores... y la verdad es que no lo sé.
Hago lo que me dice el corazón, y ya está.
- A nosotros nos encantan los premios, mamá.
- Lo sé, lo sé, claro que lo sé.
Creo que en la vida, en cada época, hay que poder disfrutar de las cosas que son propias de esa edad. Adoro ver vuestros ojos de asombro y disfrute, puros ante lo nuevo, frescos. Es de lo más precioso en esta vida. Poder volver a ver con vosotros dos, las cosas desde un enfoque hacia atrás. Nuevo, otra vez.
- Yo ya he aprendido a que si te pongo una carita y unos ojitos así... tú no te puedes resistir, y me haces lo que quiera, un vaso de agua, o traerme al gato encima de mi barriguita...
- Sois un par de zalameros buenos... listines y bribones. Pero lo que más sois ahora es cabezas de chorlito.
- ¡Tú sí que eres cabeza de chorlito !
- Yo ... seguro. ¡ Pero no tanto ! Jajaja
Luego, la adolescencia, ahí sí que vais a hacer "el cabeza de chorlito", ya verás. Todos nos ponemos un poco tontos en esa temporada de revolución hormonal en la que no sabes ni tú mismo, lo que quieres.
Bueno, a lo que iba, Chorlys, que os habituáis a la recompensa. Nada más. Hago esto porque me van a dar... aquello. ¿ Entendéis ?
- Bueno, sí, yo también lo hago porque me gusta.
- Ese es el punto. No perder el gusto por lo que haces. Ese es el punto. Y si lo pierdes... es como si tú te perdieras. Lo puedes llevar a muchos planos y ejemplos en la vida.
Yo también lo llevo al Yoga, y a todo lo que me ha supuesto ese simple cambio de planteamiento.
Por cierto Martín, me encantó verte ayer a mi lado en la clase, frente a diez o doce personas, todos sentados, tú uno más, con nosotros, en el centro. Tu espada erguida y tu rostro tan sereno, sintiendo con las manos el movimiento de las costillas.
Precioso momento, ratón. Me gusta que vengas a alguna clase de adultos. De ayudante y estudiante. Yo creo que a la mayoría de la gente le gusta, el otro día me dijo Oliva que le encantaba que estuviera un niño por la clase... y como sois dos, pues cada semana uno.
- Ya pero es que Nicolás se quedó solo en casa, y se aburre porque yo no estoy. Igual me tenía que quedar con él.
- Mira, cuando a él le toca venir a clase, viene porque le encanta, lo está deseando. Debéis tener experiencias solos. Independientes del otro hermano, ¿ me comprendes ?
- Sí...
- Cada uno su aprendizaje sin mirar al hermano. Sería muy interesante que tuvierais cada uno vuestros amigos, algunos de ellos comunes, ir a clases distintas, no hace falta estar siempre juntos, a todas horas... buscar ratos para hacer cosas sin tu hermano y con otra gente. Ser gemelo tampoco es fácil, lo sé. Aunque a mí me hubiera encantado tener una hermana de la misma edad. Siempre alguien cerca por ahí.. sobre todo cuando eres pequeña, y en la adolescencia, no sé, quizás siempre es bueno.
Aunque tengo a Óscar, mi maravilloso hermano, con el que hablo muy poco muy poco.
- Oscarín es el mejor de la familia.
- Sí. ... Es verdad. ¡El mejor !
Está bien , vamos haciendo, como vamos viendo, sobre la marcha. No es fácil, de repente, convertirte en hijo o en madre,
¿ verdad ? Cuando simplemente eras hijo, o como vosotros, que aún erais un proyecto, cuando yo sólo era hija.
- Es verdad, nosotros estábamos en El Huevo.
- Bueno, entonces, ¿ vienes la próxima semana a la clase ?
- Sí. Pero a condición de que me compres un muñeco como este y me digas dónde lo compraste...
Frota y perro
- Mamá, ¿ qué haces ?
- Pues la comida.
- Está saliendo mucho vapor del agujerito del horno. ¿ Si sacamos todo ese vapor por la ventana se formarán nubes ?
- Qué ocurrencia... yo creo que no. Simplemente se desvanecería, es un vapor muy caliente, que quema, y fuera hay uno o dos grados. Las nubes son otra cosa. Dan la impresión de ser muy espesas, y que uno podría subirse encima, ¿ verdad ? Sin embargo... no.
¿ Te das cuenta cuando hay niebla ? estamos entre las nubes, no se ve nada y hay una humedad increíble.
- A mí me encantaría subirme en una nube. Cuando volamos en un avión y miramos por la ventana me dan ganas de saltar, abrir la ventana y fiuuuuuuu, ir entre las nubes.
Ahora mismo me encantaría coger un avión y aparecer al lado del mar.
- Sí, la verdad es que al lado del mar se vive muy bien. Adoro el clima ese estable de veintidós, veintitrés grados. Aquí estamos llegando a los cuatro grados bajo cero cada día.
Y ¿ qué te gustaría hacer ahora en el mar ?
- Pues bañarme.
- A mí también. Vamos a ver si ya están los bollos del horno, ¿ has visto como huele ? Ya casi están.
- ¡ Sí ! Los bollos preñaos me encantan, calientes, con el chorizo dentro. Y todo se pone de color rojo. Y mira, mamá, ¡el pan de trenza ha crecido muchísimo !
- Tengo mucho hambre, quiero comer uno ya.
- Espera, están ardiendo. Si te lo comes tan caliente te hace daño en la barriguita.
- ¡ Ay... quema!
- Ya te lo he dicho, impaciente. Hay que tener un poco de paciencia.
- Es que me muero de hambre.
- No lo creo, seguro que puedes esperar diez minutos.
- Esperar... menudo rollo. Si quieres... ¿ te cuento uno de mis inventos mientras tanto... ?
- Sí, cuéntame.
- Bueno, se llama Frota y perro.
- ¿ Frota y perro ?
- Sí. Tú tienes que tener una piedra plana y una pasta espesa como una crema que la haces en tu laboratorio, con química. En esa pasta le pones algo que tenga vida, como un poco de pelo, o un colmillo, o un hueso, o una uña. Con la pasta frotas la piedra y se convierte en un perro.
- ¡ Bueno... !
- ¡Que sí ! Tienes que trasformar el colmillo, el hueso o el pelo en polvo blanco. Si echas colmillo se convierte en perro diablo, y le salen orejas rojas y un rabo rojo y ojos blancos.
- ¡ Pero nadie quiere un perro así, Martín !
- Pues entonces no eches colmillo a la masa. Pones más pelo para que te salga un pelusín. No puedes pedir una raza determinada. Es la raza que te salga, y tienes que tener mucho cuidado con los ácidos corrosivos. Que no te salpiquen. Siempre con guantes y máscara.
- Ay qué invento... Pues a mí me encantaría un rechonchín como el de Lucía y Juancho.
- Pero el que sale aquí no crece nunca, y siempre está durmiendo y se alimenta de granitos de fuerza, que son como bolitas de chocolate con un ingrediente especial, y no tiene que comer nada más.
- Bueno, bueno, anda, ya puedes coger un bollo, llévales un par de ellos a tu hermano y a Mauricio que están ahí fuera con el balón.
Me gusta más el invento del Roba pelis o el de Elige Planeta.
- Pues la comida.
- Está saliendo mucho vapor del agujerito del horno. ¿ Si sacamos todo ese vapor por la ventana se formarán nubes ?
- Qué ocurrencia... yo creo que no. Simplemente se desvanecería, es un vapor muy caliente, que quema, y fuera hay uno o dos grados. Las nubes son otra cosa. Dan la impresión de ser muy espesas, y que uno podría subirse encima, ¿ verdad ? Sin embargo... no.
¿ Te das cuenta cuando hay niebla ? estamos entre las nubes, no se ve nada y hay una humedad increíble.
- A mí me encantaría subirme en una nube. Cuando volamos en un avión y miramos por la ventana me dan ganas de saltar, abrir la ventana y fiuuuuuuu, ir entre las nubes.
Ahora mismo me encantaría coger un avión y aparecer al lado del mar.
- Sí, la verdad es que al lado del mar se vive muy bien. Adoro el clima ese estable de veintidós, veintitrés grados. Aquí estamos llegando a los cuatro grados bajo cero cada día.
Y ¿ qué te gustaría hacer ahora en el mar ?
- Pues bañarme.
- A mí también. Vamos a ver si ya están los bollos del horno, ¿ has visto como huele ? Ya casi están.
- ¡ Sí ! Los bollos preñaos me encantan, calientes, con el chorizo dentro. Y todo se pone de color rojo. Y mira, mamá, ¡el pan de trenza ha crecido muchísimo !
- Tengo mucho hambre, quiero comer uno ya.
- Espera, están ardiendo. Si te lo comes tan caliente te hace daño en la barriguita.
- ¡ Ay... quema!
- Ya te lo he dicho, impaciente. Hay que tener un poco de paciencia.
- Es que me muero de hambre.
- No lo creo, seguro que puedes esperar diez minutos.
- Esperar... menudo rollo. Si quieres... ¿ te cuento uno de mis inventos mientras tanto... ?
- Sí, cuéntame.
- Bueno, se llama Frota y perro.
- ¿ Frota y perro ?
- Sí. Tú tienes que tener una piedra plana y una pasta espesa como una crema que la haces en tu laboratorio, con química. En esa pasta le pones algo que tenga vida, como un poco de pelo, o un colmillo, o un hueso, o una uña. Con la pasta frotas la piedra y se convierte en un perro.
- ¡ Bueno... !
- ¡Que sí ! Tienes que trasformar el colmillo, el hueso o el pelo en polvo blanco. Si echas colmillo se convierte en perro diablo, y le salen orejas rojas y un rabo rojo y ojos blancos.
- ¡ Pero nadie quiere un perro así, Martín !
- Pues entonces no eches colmillo a la masa. Pones más pelo para que te salga un pelusín. No puedes pedir una raza determinada. Es la raza que te salga, y tienes que tener mucho cuidado con los ácidos corrosivos. Que no te salpiquen. Siempre con guantes y máscara.
- Ay qué invento... Pues a mí me encantaría un rechonchín como el de Lucía y Juancho.
- Pero el que sale aquí no crece nunca, y siempre está durmiendo y se alimenta de granitos de fuerza, que son como bolitas de chocolate con un ingrediente especial, y no tiene que comer nada más.
- Bueno, bueno, anda, ya puedes coger un bollo, llévales un par de ellos a tu hermano y a Mauricio que están ahí fuera con el balón.
Me gusta más el invento del Roba pelis o el de Elige Planeta.
Las navajas y los recuerdos
Tengo que escribir alguna vez todas estas cosas, para que no se me
olviden, y para poder recordároslas cuando seáis más mayores...
Cuando nacisteis comencé un cuaderno, pero todo era demasiado intenso y no encontraba el momento para escribir. Aún así, ahí está, contiene fotos y frases, y un par de álbumes... quiero imprimir más fotos... pero no lo consigo.
Hoy, a Nicolás le volvió el furor de navajas. ¿ Eh, Nico ?
Te he visto pararte en un par de escaparates a admirar los filos y los cuerpos... y me vino a la mente toda la temporada en que estabas loco por que alguien te prestara y te regalara navajas.
¿ Os acordáis ? Le encantaban las navajas tipo árabe, las de asta de toro y madera, y pelo de animal, y las incrustaciones... madre mía, qué furia con las navajas... querías tenerlas en la mano siempre.
- Oye, que a mí aún me siguen gustando mucho las navajas, eh mamá. Aún me gustan.
Nunca me han dejado de gustar.
- A mí me tuviste preocupada, la verdad, y a los abuelos, y a papá...recuerdo una vez que quedamos con Tete en el taller, ella te llevaba su pequeña colección de navajitas, te encantó el estilete, y a mí me gustó mucho observar la tranquilidad, paciencia y minuciosidad con que ella te las enseñaba, y tú la escuchabas, y las cogías, y le volvías a preguntar con la mirada, y te lo volvía a explicar con mucha paciencia y cariño... momentos así, que se escapan, y quiero recordar, para mí, para vosotros.
- Si la navaja tiene lima, la saco y limo.
- Claro. No me cabe duda.
- A mí me gustan mucho las navajas "multiusa", el abuelo tiene una de la que salen todo tipo de utensilios. Si tiene pinza, la saco. Si tiene palillo, lo saco. Si tiene pincel, lo saco. Multi usa.
- Claro, claro, pero y la navaja de filo, ¡que te corta un dedito ! y después no se puede pegar con cola de barra, hay que ir rápido a coser el dedo a un hospital... y duele.
- Yo tengo cuidado.
- Ahora, aún se te puede explicar, pero de aquella tenías dos años y medio o así, cariño... era una locura.
Pues conseguiste que te regaláramos varias navajas. Increíble...El abuelo limaba el filo. Y tú contento.
Conseguirás lo que quieras en la vida, cariño, tu tesón y tu confianza, junto con tu cara preciosa y alegre, moverán montañas. Una vez, llegué a preguntar en una ferretería por navajas pequeñas para un niño de tres años... el dependiente me miró... no sé, como se mira a la madre de un futuro delincuente... o algo así.
Me dijo que eso no era un regalo para un niño. Yo misma sentí vergüenza. Jajaja.
Pues parece que vuelve el furor navajero...
Ven acá que te voy a achuchar un poco, estás todo caliente por esta barriguita. Y tú también. Venid los dos, aquí encima de mí, los dos.
¿Cómo se nos puede olvidar todo así tan deprisa... ?
No lo entiendo. Están pasando las cosas a una velocidad supersónica, ¿os dais cuenta ?
- No sé.
- Me pregunto siempre desde cuando empezamos a almacenar recuerdos. En qué momento se produce el primer recuerdo que podemos tener de nuestra vida, casi nunca es antes de los tres años, alguna persona dice dos años y medio... pero no antes. Es decir, que te pasas más de tres años en una nebulosa, entre embarazo, nacimiento, lactancia, un limbo, una nube, de la que ni tú, ni tu madre casi recuerda... es tan intenso el vendaval de los dos primeros años con vosotros dos, que sería imposible recordarlo todo, así que creo que tiene que ser así, queda lo que queda.
- Queda lo que queda.
- Eso es.
Creo que también os puse pelis antes de tiempo. Por ejemplo, un verano vimos más de 50 veces, a petición vuestra, Peter Pan, y después de un par de años no recordáis ni a Wendy, ni al capitán Garfio, ni El país de nunca jamás.
- No me acuerdo, no.
- ¿ Y tú, Martín ? Te chiflaba el personaje de Wendy, pedías verla una vez tras otra.
- No me acuerdo.
- Pues es un ejemplo de lo que digo. Tengo muchos más... Y también tenemos la suerte de que lo podemos volver a ver e intentar recordar sobre ellos, o verlo con ojos nuevos. ¿ Os acordáis de El viaje de Chihiro ?
- Sí, sí me acuerdo. Yo no quiero verla. Los padres se convertían en cerdos y me daba miedo. Es de lo único que me acuerdo. Y de Yubaba.
- Es una peli genial. Me encantan todas las de Miyasaki. Las habéis visto todas, y varias veces. Pero no recordáis prácticamente nada. Era demasiado pronto supongo.
- Yo quiero ver Super Power Rangers Super MegaForce. Oye mamá,
¿ qué significa "hacer la doce - trece ?"
Cuando nacisteis comencé un cuaderno, pero todo era demasiado intenso y no encontraba el momento para escribir. Aún así, ahí está, contiene fotos y frases, y un par de álbumes... quiero imprimir más fotos... pero no lo consigo.
Hoy, a Nicolás le volvió el furor de navajas. ¿ Eh, Nico ?
Te he visto pararte en un par de escaparates a admirar los filos y los cuerpos... y me vino a la mente toda la temporada en que estabas loco por que alguien te prestara y te regalara navajas.
¿ Os acordáis ? Le encantaban las navajas tipo árabe, las de asta de toro y madera, y pelo de animal, y las incrustaciones... madre mía, qué furia con las navajas... querías tenerlas en la mano siempre.
- Oye, que a mí aún me siguen gustando mucho las navajas, eh mamá. Aún me gustan.
Nunca me han dejado de gustar.
- A mí me tuviste preocupada, la verdad, y a los abuelos, y a papá...recuerdo una vez que quedamos con Tete en el taller, ella te llevaba su pequeña colección de navajitas, te encantó el estilete, y a mí me gustó mucho observar la tranquilidad, paciencia y minuciosidad con que ella te las enseñaba, y tú la escuchabas, y las cogías, y le volvías a preguntar con la mirada, y te lo volvía a explicar con mucha paciencia y cariño... momentos así, que se escapan, y quiero recordar, para mí, para vosotros.
- Si la navaja tiene lima, la saco y limo.
- Claro. No me cabe duda.
- A mí me gustan mucho las navajas "multiusa", el abuelo tiene una de la que salen todo tipo de utensilios. Si tiene pinza, la saco. Si tiene palillo, lo saco. Si tiene pincel, lo saco. Multi usa.
- Claro, claro, pero y la navaja de filo, ¡que te corta un dedito ! y después no se puede pegar con cola de barra, hay que ir rápido a coser el dedo a un hospital... y duele.
- Yo tengo cuidado.
- Ahora, aún se te puede explicar, pero de aquella tenías dos años y medio o así, cariño... era una locura.
Pues conseguiste que te regaláramos varias navajas. Increíble...El abuelo limaba el filo. Y tú contento.
Conseguirás lo que quieras en la vida, cariño, tu tesón y tu confianza, junto con tu cara preciosa y alegre, moverán montañas. Una vez, llegué a preguntar en una ferretería por navajas pequeñas para un niño de tres años... el dependiente me miró... no sé, como se mira a la madre de un futuro delincuente... o algo así.
Me dijo que eso no era un regalo para un niño. Yo misma sentí vergüenza. Jajaja.
Pues parece que vuelve el furor navajero...
Ven acá que te voy a achuchar un poco, estás todo caliente por esta barriguita. Y tú también. Venid los dos, aquí encima de mí, los dos.
¿Cómo se nos puede olvidar todo así tan deprisa... ?
No lo entiendo. Están pasando las cosas a una velocidad supersónica, ¿os dais cuenta ?
- No sé.
- Me pregunto siempre desde cuando empezamos a almacenar recuerdos. En qué momento se produce el primer recuerdo que podemos tener de nuestra vida, casi nunca es antes de los tres años, alguna persona dice dos años y medio... pero no antes. Es decir, que te pasas más de tres años en una nebulosa, entre embarazo, nacimiento, lactancia, un limbo, una nube, de la que ni tú, ni tu madre casi recuerda... es tan intenso el vendaval de los dos primeros años con vosotros dos, que sería imposible recordarlo todo, así que creo que tiene que ser así, queda lo que queda.
- Queda lo que queda.
- Eso es.
Creo que también os puse pelis antes de tiempo. Por ejemplo, un verano vimos más de 50 veces, a petición vuestra, Peter Pan, y después de un par de años no recordáis ni a Wendy, ni al capitán Garfio, ni El país de nunca jamás.
- No me acuerdo, no.
- ¿ Y tú, Martín ? Te chiflaba el personaje de Wendy, pedías verla una vez tras otra.
- No me acuerdo.
- Pues es un ejemplo de lo que digo. Tengo muchos más... Y también tenemos la suerte de que lo podemos volver a ver e intentar recordar sobre ellos, o verlo con ojos nuevos. ¿ Os acordáis de El viaje de Chihiro ?
- Sí, sí me acuerdo. Yo no quiero verla. Los padres se convertían en cerdos y me daba miedo. Es de lo único que me acuerdo. Y de Yubaba.
- Es una peli genial. Me encantan todas las de Miyasaki. Las habéis visto todas, y varias veces. Pero no recordáis prácticamente nada. Era demasiado pronto supongo.
- Yo quiero ver Super Power Rangers Super MegaForce. Oye mamá,
¿ qué significa "hacer la doce - trece ?"
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