31 ago 2016
TE ENSEÑO, ME ENSEÑAS...
-Me gusta mucho hablar con la abuela por teléfono. Voy a llamar. Tengo
que recordarle que cuando vaya a ver a Kali tiene que acariciarla muy
suave detrás de las orejas, y que la acaricie hasta que ponga el motorín
de ronroneo.
- Ya veo que te encanta, tienes unas conversaciones con ella de media hora... Ella también sabe preguntar. Está muy bien. Aunque cuando yo estoy fuera y llamo me despachas rápido con un "te quiero mamá" y ahí me dejas.... Bueno, coge el teléfono fijo y llama y hablas un rato.
- No contesta nadie...se habrán ido con la moto por ahí a subir puertos, que les encanta...
- Pues seguro. Ahora en verano es estupendo. A la abuela le chifla.
- Mira mamá, te voy a hacer un truco con las cartas que me enseñó el abuelo. Ven. Eliges una de todas estas que tengo aquí. Y ahora yo te voy a decir cuál es, sin verla.
- Sí... los trucos de magia del abuelo, ja ja ja, a ver cómo te sale.
- Todavía tengo que practicar un poco...
- Sí, porque se te ve un poco el truco del almendruco.
- El abuelo también "sabe desaparecer" cosas. Lo tira hacia el techo y ya no lo ves. Se quedan las cosas por ahí, por el aire, y cuando él quiere ¡Las hace bajar otra vez!
- Qué bueno, a ver si aprendes a hacerlo tú y me lo enseñas.
Mira, yo te voy a enseñar otra cosita:
Es algo para calmar los ojitos, es muy fácil, te gustará....
Frotas una palma de la mano contra la otra, así, muchas veces, mira qué calor le llega a toda la palma al frotar....después haces como una forma de concha de mar con cada mano, así, y después te cubres los ojos con esa conchita, los ojos están abiertos y ven la oscuridad y también reciben el calor, y descansan en esa cuevita. Los ojitos tuyos no se cansan de mirar en todo el día, son muy activos, están descubriendo el mundo.
Siente ese calor. Vuelve a hacerlo y deja que el cuerpo reciba lo que está pasando.
Simplemente no lo impidas. Escucha. Aunque sean unos instantes.
- Me gusta mamu.
- ¿Mamu?
- Sí, Mamu Sadu. Me gusta llamarte Sadu, y a papá le llamo Chaco, o Pacharra.
- Bueno, si es el nombre que me toca... pues Sadu. ¿Tú sabes lo que es un Sadhu?
- No.
- Son hombres, indios, renunciantes, que ya están en la última etapa de su vida, después de estudiar, y ser papás. Se dedican a peregrinar, y no quieren ninguna atadura con los bienes materiales. En India hay muchísimos, millones de sadhus, la gente les da de comer, ellos imitan a Shiva, el del tridente, se pintan tres rayas con ceniza en la frente, que quiere decir que no quieren saber nada del egoísmo, del deseo ni de la fantasía, muchos llevan ropas de color azafrán, símbolo de la sangre fértil de Parvati, que es la mujer de Shiva.
Y siempre están meditando. Tienen un aspecto que impresiona, y los hay que también van desnudos, cubiertos de cenizas.
En nuestra civilización esto sería imposible... aquí estamos todos bien vestiditos y atados a los bienes materiales, al egoísmo, a la tecnología, a la ilusión, Maya... Y nadie da dinero a nadie para que siga un camino espiritual, así, de una manera tan tranquila. Todo esto aquí no se valora. Allí son hombres santos. Y se respeta.
- Mira mamá, ahora yo te voy a enseñar algo, mira, cuentas uno, dos y tres y tienes que sacar piedra, papel o tijera. Con la mano, con los dedos. Así, así y así. Y si coincidimos entonces tienes que hacer lo que yo te pida. Soy el jefe.
- Pero qué listín eres... y ... ¿qué me vas a pedir?
- Ese bizcocho que haces con plátano y chocolate... pero te ayudo a hacerlo, y que sepas que a mí también me gusta ir desnudo, como a los sadhus.
- Ya veo que te encanta, tienes unas conversaciones con ella de media hora... Ella también sabe preguntar. Está muy bien. Aunque cuando yo estoy fuera y llamo me despachas rápido con un "te quiero mamá" y ahí me dejas.... Bueno, coge el teléfono fijo y llama y hablas un rato.
- No contesta nadie...se habrán ido con la moto por ahí a subir puertos, que les encanta...
- Pues seguro. Ahora en verano es estupendo. A la abuela le chifla.
- Mira mamá, te voy a hacer un truco con las cartas que me enseñó el abuelo. Ven. Eliges una de todas estas que tengo aquí. Y ahora yo te voy a decir cuál es, sin verla.
- Sí... los trucos de magia del abuelo, ja ja ja, a ver cómo te sale.
- Todavía tengo que practicar un poco...
- Sí, porque se te ve un poco el truco del almendruco.
- El abuelo también "sabe desaparecer" cosas. Lo tira hacia el techo y ya no lo ves. Se quedan las cosas por ahí, por el aire, y cuando él quiere ¡Las hace bajar otra vez!
- Qué bueno, a ver si aprendes a hacerlo tú y me lo enseñas.
Mira, yo te voy a enseñar otra cosita:
Es algo para calmar los ojitos, es muy fácil, te gustará....
Frotas una palma de la mano contra la otra, así, muchas veces, mira qué calor le llega a toda la palma al frotar....después haces como una forma de concha de mar con cada mano, así, y después te cubres los ojos con esa conchita, los ojos están abiertos y ven la oscuridad y también reciben el calor, y descansan en esa cuevita. Los ojitos tuyos no se cansan de mirar en todo el día, son muy activos, están descubriendo el mundo.
Siente ese calor. Vuelve a hacerlo y deja que el cuerpo reciba lo que está pasando.
Simplemente no lo impidas. Escucha. Aunque sean unos instantes.
- Me gusta mamu.
- ¿Mamu?
- Sí, Mamu Sadu. Me gusta llamarte Sadu, y a papá le llamo Chaco, o Pacharra.
- Bueno, si es el nombre que me toca... pues Sadu. ¿Tú sabes lo que es un Sadhu?
- No.
- Son hombres, indios, renunciantes, que ya están en la última etapa de su vida, después de estudiar, y ser papás. Se dedican a peregrinar, y no quieren ninguna atadura con los bienes materiales. En India hay muchísimos, millones de sadhus, la gente les da de comer, ellos imitan a Shiva, el del tridente, se pintan tres rayas con ceniza en la frente, que quiere decir que no quieren saber nada del egoísmo, del deseo ni de la fantasía, muchos llevan ropas de color azafrán, símbolo de la sangre fértil de Parvati, que es la mujer de Shiva.
Y siempre están meditando. Tienen un aspecto que impresiona, y los hay que también van desnudos, cubiertos de cenizas.
En nuestra civilización esto sería imposible... aquí estamos todos bien vestiditos y atados a los bienes materiales, al egoísmo, a la tecnología, a la ilusión, Maya... Y nadie da dinero a nadie para que siga un camino espiritual, así, de una manera tan tranquila. Todo esto aquí no se valora. Allí son hombres santos. Y se respeta.
- Mira mamá, ahora yo te voy a enseñar algo, mira, cuentas uno, dos y tres y tienes que sacar piedra, papel o tijera. Con la mano, con los dedos. Así, así y así. Y si coincidimos entonces tienes que hacer lo que yo te pida. Soy el jefe.
- Pero qué listín eres... y ... ¿qué me vas a pedir?
- Ese bizcocho que haces con plátano y chocolate... pero te ayudo a hacerlo, y que sepas que a mí también me gusta ir desnudo, como a los sadhus.
DE LECTURAS Y RESPETOS
-¿Qué estás leyendo mamá?
- Un tranvía en SP, de Unai Elorriaga.
-¿Te gusta?
- Sí.
- ¿Me lees un poco?
- Vale, te voy a leer este parrafito con el que termina el capítulo ...: "Roma abrió los ojos como se abren los cubos de basura y se le llenaron de hormigas, rojas y negras, malas algunas, amables en general. Sin pensarlo mucho o habiéndolo pensado demasiado, Roma se puso delante de Marcos, esperando. Marcos siguió leyendo hasta que se dio cuenta de que alguien le estaba mirando. Levantó los ojos y se le llenaron de hormigas, rojas y negras, comunes dos o tres, librepensadoras la mayoría. -¿Roma? -Roma, dijo Roma, y se giró con la paciencia con que un gato se come una aceituna..."
-¿Qué te pareció?
- Bueno, como raro. ¿Sabes una cosa mamá?
- No...
- Pues que Manolo, va a jubilarse, el del kiosco. Yo creo que es muy joven para jubilarse, porque yo voy al kiosco y todavía sigue siendo Manolo.
- Esa sí que es buena....
- Qué tonto...con lo bien que está en el kiosco, ahora se va a aburrir muchísimo.
- Pero ¿tonto por qué? No podemos criticar así. Hay que tener respeto por los demás. Casi no conocemos nada de su vida... ¿Sabes una cosa? criticar y condenar es lo fácil. Yo también lo he hecho, y hay personas que te llevan a este tema más fácil que otras...
Lo difícil es ponerse en el lugar del otro, y ser compasivo. Escuchar con el corazón.
Ayer leía algo muy bonito sobre el respeto y la compasión, te lo tengo que leer. Es ese librito que me regaló Óscar.
- Mamá, que lo sepas, lees los libros más aburridos del mundo.
- ¿Ah sí ?
- Sí, un rollazo.
- Pero...lo que os leo a vosotros no... y la cantidad de pelis y series que os he ensañado tampoco ¿no?... disfrutasteis muchísimo con el libro de adivinanzas... ¡o con los noventa y seis capítulos de Mazinger Z...!
- Mazinger no nos lo enseñaste tú. Lo descubrimos nosotros en tu ordenador.
- Ja, ja ja, pero ¿quién lo puso para que lo encontrarais?... Igual que a Pipi, a David el gnomo, Ruy, Flipper el delfín, al Maquinista de la General, al Capitán Ahab... y cientos más. Las series que vi yo en mi infancia.
- A mi esas ya no me gustan. Ahora me gustan otras.
- Ya...venga vamos a dormir. Tú a la ranurita... y tú, ven aquí gatín.
- A mi me encanta quedarme dormido así, encima de mamá, porque estás mullidita, como un colchón....
- Si vais al otro mundo llevadme con vosotros, eh...
- Un tranvía en SP, de Unai Elorriaga.
-¿Te gusta?
- Sí.
- ¿Me lees un poco?
- Vale, te voy a leer este parrafito con el que termina el capítulo ...: "Roma abrió los ojos como se abren los cubos de basura y se le llenaron de hormigas, rojas y negras, malas algunas, amables en general. Sin pensarlo mucho o habiéndolo pensado demasiado, Roma se puso delante de Marcos, esperando. Marcos siguió leyendo hasta que se dio cuenta de que alguien le estaba mirando. Levantó los ojos y se le llenaron de hormigas, rojas y negras, comunes dos o tres, librepensadoras la mayoría. -¿Roma? -Roma, dijo Roma, y se giró con la paciencia con que un gato se come una aceituna..."
-¿Qué te pareció?
- Bueno, como raro. ¿Sabes una cosa mamá?
- No...
- Pues que Manolo, va a jubilarse, el del kiosco. Yo creo que es muy joven para jubilarse, porque yo voy al kiosco y todavía sigue siendo Manolo.
- Esa sí que es buena....
- Qué tonto...con lo bien que está en el kiosco, ahora se va a aburrir muchísimo.
- Pero ¿tonto por qué? No podemos criticar así. Hay que tener respeto por los demás. Casi no conocemos nada de su vida... ¿Sabes una cosa? criticar y condenar es lo fácil. Yo también lo he hecho, y hay personas que te llevan a este tema más fácil que otras...
Lo difícil es ponerse en el lugar del otro, y ser compasivo. Escuchar con el corazón.
Ayer leía algo muy bonito sobre el respeto y la compasión, te lo tengo que leer. Es ese librito que me regaló Óscar.
- Mamá, que lo sepas, lees los libros más aburridos del mundo.
- ¿Ah sí ?
- Sí, un rollazo.
- Pero...lo que os leo a vosotros no... y la cantidad de pelis y series que os he ensañado tampoco ¿no?... disfrutasteis muchísimo con el libro de adivinanzas... ¡o con los noventa y seis capítulos de Mazinger Z...!
- Mazinger no nos lo enseñaste tú. Lo descubrimos nosotros en tu ordenador.
- Ja, ja ja, pero ¿quién lo puso para que lo encontrarais?... Igual que a Pipi, a David el gnomo, Ruy, Flipper el delfín, al Maquinista de la General, al Capitán Ahab... y cientos más. Las series que vi yo en mi infancia.
- A mi esas ya no me gustan. Ahora me gustan otras.
- Ya...venga vamos a dormir. Tú a la ranurita... y tú, ven aquí gatín.
- A mi me encanta quedarme dormido así, encima de mamá, porque estás mullidita, como un colchón....
- Si vais al otro mundo llevadme con vosotros, eh...
NOCHEVIEJA DE VERANO
- Oye mamá...
- Dime, amore meu.
- ¿A ti se te ha congelado alguna vez algo en la montaña? un dedo, o la nariz o algo...
- Pues no, no se me ha congelado nada... aunque alguna vez he pasado muchísimo frío, pero yo no arriesgo tanto cariño. Eso les ocurre a los que son muy entusiastas, a los que suben ocho miles, los locos de las cumbres y la escalada.
- ¿Qué son ocho miles?
- Son las montañas más altas del mundo. Hay catorce. Algunos tienen nombres preciosos, como el Annapurna, el Shisha Pangma, el Everest... el que menos me gusta es el K2. No me gusta ese nombre para una montaña tan magnífica.
- ¿Tú los has subido?
- No cariño, el pico más alto que he subido es Peña Ubiña, que ya es alto. No me gusta poner en peligro la vida, arriesgar mucho, tanto que a veces ves la muerte muy de cerca, un tropiezo, un viento fuerte, una mala pisada y bye bye love....
Lo de las cuerdas, y la nieves perpetuas no es para mí. Yo prefiero las botas por tierra y sin mucho desnivel. Para todo esto hay que estar muy preparado, despacio, controlando la presión, y mirando muy de cerca la meteorología... por si acaso.
- Yo anoche estuve en el otro mundo. Estaba en una casa colgante preciosa, y había nieves perpetuas. Invité a la abuela allí, y también a Kali, con su pelusina por todo el cuerpo.
- Deliciosa gatita.... y qué hacíais allí.
- Bueno, Kali estaba encima de una nube y saltaba al otro lado del horizonte. Lo mejor que tenía la casa es que estaba en un acantilado muy bonito, la abuela se comía dos helados a la vez y debajo había "conectadores"
- ¿Qué son conectadores?
- Pues son unas máquinas en las que si te montas, llegas en menos de una hora a cualquier parte del planeta. Vas por debajo del agua, en túneles de cristal. Y durante el viaje, puedes ver a todos los animales submarinos, por las ventanas enormes, o en grandes pantallas que hay en el interior. ¡Todo para tu diversión!
- Pues suena fantástico la verdad, como en el canal de la Mancha entre Calais y Dover, pero mucho más largo.
- ¿Tú has viajado en ese tren por el mar?
- No. Pero he estado por esas costas, y he dormido en campigns frente a esos mares. Hay un tráfico impresionante y unas mareas muy vivas. Un día iremos al Mont Sant Michel, y veréis lo que hacen allí las mareas, eso sí que son aumentos y descensos. Increíble lugar. Si estuviera en India sería sagrado, fijo.
- Oye mamá, ¿vamos a hacer hoy la Nochevieja?
- Ja ja ja, vale. La nochevieja de verano. Tengo un pulpo, unos chocos y unas viejas que me ha traído Juan Carlos, recién pescadito.... ¡Y también tengo uvas! ¡Banquete!
- Vale, pues yo voy a hacer unos cucuruchitos para poner las uvas.
¿Cuántas había que poner?
- Doce en cada uno, cariño.
- Y después de cenar vamos a la playa? y ... ¿ponemos la radio como el año pasado y bailamos en la arena? ¡El caballito de palo!
- Vale... si no caéis rendidos antes...
Nunca se sabe lo que te depara el destino, quince de agosto, unos con el día del Watusi, y aquí nochevieja... Así es la vida...
- Dime, amore meu.
- ¿A ti se te ha congelado alguna vez algo en la montaña? un dedo, o la nariz o algo...
- Pues no, no se me ha congelado nada... aunque alguna vez he pasado muchísimo frío, pero yo no arriesgo tanto cariño. Eso les ocurre a los que son muy entusiastas, a los que suben ocho miles, los locos de las cumbres y la escalada.
- ¿Qué son ocho miles?
- Son las montañas más altas del mundo. Hay catorce. Algunos tienen nombres preciosos, como el Annapurna, el Shisha Pangma, el Everest... el que menos me gusta es el K2. No me gusta ese nombre para una montaña tan magnífica.
- ¿Tú los has subido?
- No cariño, el pico más alto que he subido es Peña Ubiña, que ya es alto. No me gusta poner en peligro la vida, arriesgar mucho, tanto que a veces ves la muerte muy de cerca, un tropiezo, un viento fuerte, una mala pisada y bye bye love....
Lo de las cuerdas, y la nieves perpetuas no es para mí. Yo prefiero las botas por tierra y sin mucho desnivel. Para todo esto hay que estar muy preparado, despacio, controlando la presión, y mirando muy de cerca la meteorología... por si acaso.
- Yo anoche estuve en el otro mundo. Estaba en una casa colgante preciosa, y había nieves perpetuas. Invité a la abuela allí, y también a Kali, con su pelusina por todo el cuerpo.
- Deliciosa gatita.... y qué hacíais allí.
- Bueno, Kali estaba encima de una nube y saltaba al otro lado del horizonte. Lo mejor que tenía la casa es que estaba en un acantilado muy bonito, la abuela se comía dos helados a la vez y debajo había "conectadores"
- ¿Qué son conectadores?
- Pues son unas máquinas en las que si te montas, llegas en menos de una hora a cualquier parte del planeta. Vas por debajo del agua, en túneles de cristal. Y durante el viaje, puedes ver a todos los animales submarinos, por las ventanas enormes, o en grandes pantallas que hay en el interior. ¡Todo para tu diversión!
- Pues suena fantástico la verdad, como en el canal de la Mancha entre Calais y Dover, pero mucho más largo.
- ¿Tú has viajado en ese tren por el mar?
- No. Pero he estado por esas costas, y he dormido en campigns frente a esos mares. Hay un tráfico impresionante y unas mareas muy vivas. Un día iremos al Mont Sant Michel, y veréis lo que hacen allí las mareas, eso sí que son aumentos y descensos. Increíble lugar. Si estuviera en India sería sagrado, fijo.
- Oye mamá, ¿vamos a hacer hoy la Nochevieja?
- Ja ja ja, vale. La nochevieja de verano. Tengo un pulpo, unos chocos y unas viejas que me ha traído Juan Carlos, recién pescadito.... ¡Y también tengo uvas! ¡Banquete!
- Vale, pues yo voy a hacer unos cucuruchitos para poner las uvas.
¿Cuántas había que poner?
- Doce en cada uno, cariño.
- Y después de cenar vamos a la playa? y ... ¿ponemos la radio como el año pasado y bailamos en la arena? ¡El caballito de palo!
- Vale... si no caéis rendidos antes...
Nunca se sabe lo que te depara el destino, quince de agosto, unos con el día del Watusi, y aquí nochevieja... Así es la vida...
LOS MANISES DE MANOLO Y EL TIEMPO
- Venid, vamos a tumbarnos ya. Me gusta hablar tumbada, mirando hacia arriba, sobre todo de noche, y si hay cielo, pues más.
Se acabó el día. Mirad el cuerpo, cómo agradece que le pongamos aquí tranquilo, tumbado... todo el cuerpo dice ¡¡¡gracias!!!
- Mamá, no hemos visto a careta, la perrita....
- Ya...ha desaparecido del paisaje diario. Moriría, o la llevaron a la muerte. Pobrecita
- ¿Qué quiere decir eso de que la llevaron a la muerte?
- Pues que igual estaba ya muy enferma y le pusieron una inyección para que no sufriera más. Es algo bien digno. Ayudar a morir. También murió su dueño el mes pasado. El señor Paco.
- ¿Os acordáis de Don Juan? Hablamos mucho de él el verano pasado, le mirábamos. Aquel viejo lobo de mar.... Este año, ya no puede salir de casa. Ahora siempre está en un sillón. Él, que siempre estuvo en el mar, oliendo los vientos. Se termina la batería para Don Juan. Ya no puede salir ni con muletas, ni con andador..
El tiempo es implacable, tampoco está el jefe de Casa Momo, ni su madre. Otro viejo hombre de isla. Ahí está su familia, y su pequeño restaurante. Y la señora mayor de pelo completamente blanco que mira al mar mientras fuma un cigarrillo. Con su vestido estampado, siempre alegre. Papá siempre dice que esa señora tiene unos orígenes distintos... un día, tampoco estará
En estos seis o siete años, han pasado cosas. Sí, es bueno darse cuenta del paso del tiempo, para ser algo más consciente.
Unos mueren y otros nacen en este ciclo. Pero yo creo lo mismo que dice Rita Levi, que sólo muere el cuerpo. Tus obras no.
Y tus pensamientos, y tus ideas y lo que quisiste, lo que sembraste... todo eso, no muere...
Vosotros dos, cuando seáis mayores, adultos, seguiréis viniendo por aquí, y os acordaréis de todas estas cosas, y de las papayas, de los aguacates, de los higos picos, y rojos y chumbos... de la vida de mar. Del laboratorio de juegos en la arena, de la libertad de ir descalzo y desnudo de la mañana a la noche.
De la vida de familia con niños pequeños. Una etapa que también pasará...
Es muy peculiar toda esta tierra. Seca y pobre al interior, y el mar, el sol y los vientos azotando sin parar. Los viajes al mercado del agricultor, cada sábado, el bocadillo de queso con mojo, y los manises de Manolo... Y os diréis uno a otro: mira Martín, mira Nicolás, ahí es donde nos sentábamos, con papá y mamá...cuando era de noche...
- ¡El sitio donde jugamos a la televisión! a cambiar de canal.
- Ja ja ja, sí. Haciendo mimo. Y los otros adivinan si es cultura, deportes, el tiempo... es muy divertido. Vamos mañana a jugar.
- Mamá, me encanta hablar con la abuela y con el abuelo por teléfono. Por cierto, esta noche le tengo que decir, que cuando vaya a casa, a nuestra casa, tiene que acariciarle muy muy suave a Kali detrás de las orejas, y debajo de la barbilla. A los gatos les gusta que les rasquen por donde ellos no llegan con sus patitas.
- Pues detrás de las orejas llegan perfectamente.
- Pero debajo de la barbillina no.
- Es estupendo que Kali esté con su mamá. Aún no tiene cuatro meses. Así la cuida durante este tiempo. Ella sigue mamando. Y la mamá encantada.
Oye cariños míos, poned la cabecita aquí, cada uno, aquí muy cerquita. Voy a apagar la luz.
Siento haber estado así hoy. No he tenido muy buen día. Bastante malestar y dolor de cabeza a nivel físico. No he sido muy paciente con vosotros. A veces se me instala como una tristeza, o como una nostalgia del tiempo, no sé explicarlo. Y es cuando os hablo de todo esto.
Os quiero mucho.
- Yo también te quiero mucho mamá.
- Tápame, pero no hasta arriba.
Se acabó el día. Mirad el cuerpo, cómo agradece que le pongamos aquí tranquilo, tumbado... todo el cuerpo dice ¡¡¡gracias!!!
- Mamá, no hemos visto a careta, la perrita....
- Ya...ha desaparecido del paisaje diario. Moriría, o la llevaron a la muerte. Pobrecita
- ¿Qué quiere decir eso de que la llevaron a la muerte?
- Pues que igual estaba ya muy enferma y le pusieron una inyección para que no sufriera más. Es algo bien digno. Ayudar a morir. También murió su dueño el mes pasado. El señor Paco.
- ¿Os acordáis de Don Juan? Hablamos mucho de él el verano pasado, le mirábamos. Aquel viejo lobo de mar.... Este año, ya no puede salir de casa. Ahora siempre está en un sillón. Él, que siempre estuvo en el mar, oliendo los vientos. Se termina la batería para Don Juan. Ya no puede salir ni con muletas, ni con andador..
El tiempo es implacable, tampoco está el jefe de Casa Momo, ni su madre. Otro viejo hombre de isla. Ahí está su familia, y su pequeño restaurante. Y la señora mayor de pelo completamente blanco que mira al mar mientras fuma un cigarrillo. Con su vestido estampado, siempre alegre. Papá siempre dice que esa señora tiene unos orígenes distintos... un día, tampoco estará
En estos seis o siete años, han pasado cosas. Sí, es bueno darse cuenta del paso del tiempo, para ser algo más consciente.
Unos mueren y otros nacen en este ciclo. Pero yo creo lo mismo que dice Rita Levi, que sólo muere el cuerpo. Tus obras no.
Y tus pensamientos, y tus ideas y lo que quisiste, lo que sembraste... todo eso, no muere...
Vosotros dos, cuando seáis mayores, adultos, seguiréis viniendo por aquí, y os acordaréis de todas estas cosas, y de las papayas, de los aguacates, de los higos picos, y rojos y chumbos... de la vida de mar. Del laboratorio de juegos en la arena, de la libertad de ir descalzo y desnudo de la mañana a la noche.
De la vida de familia con niños pequeños. Una etapa que también pasará...
Es muy peculiar toda esta tierra. Seca y pobre al interior, y el mar, el sol y los vientos azotando sin parar. Los viajes al mercado del agricultor, cada sábado, el bocadillo de queso con mojo, y los manises de Manolo... Y os diréis uno a otro: mira Martín, mira Nicolás, ahí es donde nos sentábamos, con papá y mamá...cuando era de noche...
- ¡El sitio donde jugamos a la televisión! a cambiar de canal.
- Ja ja ja, sí. Haciendo mimo. Y los otros adivinan si es cultura, deportes, el tiempo... es muy divertido. Vamos mañana a jugar.
- Mamá, me encanta hablar con la abuela y con el abuelo por teléfono. Por cierto, esta noche le tengo que decir, que cuando vaya a casa, a nuestra casa, tiene que acariciarle muy muy suave a Kali detrás de las orejas, y debajo de la barbilla. A los gatos les gusta que les rasquen por donde ellos no llegan con sus patitas.
- Pues detrás de las orejas llegan perfectamente.
- Pero debajo de la barbillina no.
- Es estupendo que Kali esté con su mamá. Aún no tiene cuatro meses. Así la cuida durante este tiempo. Ella sigue mamando. Y la mamá encantada.
Oye cariños míos, poned la cabecita aquí, cada uno, aquí muy cerquita. Voy a apagar la luz.
Siento haber estado así hoy. No he tenido muy buen día. Bastante malestar y dolor de cabeza a nivel físico. No he sido muy paciente con vosotros. A veces se me instala como una tristeza, o como una nostalgia del tiempo, no sé explicarlo. Y es cuando os hablo de todo esto.
Os quiero mucho.
- Yo también te quiero mucho mamá.
- Tápame, pero no hasta arriba.
9 ago 2016
Los instintos y el chocolate
- Mamá, se me ha puesto el pito duro,
mira, toca.
- A ver... sí es verdad, ¿y eso?
- Es que cuando veo amor en una peli
¡se me pone duro! y
y ahora es que lo estoy recordando.
- Ya veo, ya. ¿Y qué recuerdas?
- Pues a dos personas que se estaban
besando de amor en la boca y por eso se me pone duro. Mira, mira.
- Ya, ya. Es el despertar de la
sexualidad.
- ¿Y eso qué es?
- Pues la llamada de la vida, el
instinto para procrear, para hacer otro nuevo ser. Tú tienes las semillitas
aquí, en estas dos bolsitas, y algún día se las pondrás dentro de una chica
para que tenga luego un bebé en la barriga, como tú, casi nueve meses ahí
dentro. Disfrutando.
- Martín ya tiene una hija, pero es
en el otro mundo. Se llama Amatista.
- Y tú, ¿no tienes?
- No. Yo tengo a Zafiro, que es mi
hermana. Tú no la ves. Pero está aquí. Y hoy se queda a cenar también. Ella y
otros veintisiete amigos.
- Ah, pues avisa, porque no sé si
tengo cena para todos...
- ¿A ti te gustaría tener ahora una
hermanita? Rechonchina, pequeña, adorable....
- No, no... yo no quiero más hermanas
pequeñas ahora, que dan mucha lata, y llora y se hace caca... No, no. Yo y
Martín. Y ya está.
- Bueno, bueno. Pues nada. Venga
subid al coche. Poneos bien el cinturón que está la policía por ahí y nos meten
un multa.
- Mamá, no te he contado una cosa. Una vez en
mi cole hicimos una carrera solidaria, y al final vinieron unos policías, y nos
dejaron entrar en su coche y poner la bocina y mirar todo por ahí, y también
nos dejaron tocarles la porra, que es muy larga, y dura y como de goma. Es con
la que pegan los porrazos a los malos...Y luego les pusieron a los perros
pastores alemanes una prueba. Tenían que oler droga, pero en vez de ponerles
droga, les pusieron chocolate.
Al final, cuando se fueron, todos los
de mi clase les decíamos, ¡eh, policías, queremos el chocolate! ¡Dadnos ese
chocolate!
- Ja ja ja, ay el chocolate qué
tendrá...
- Por cierto, tenemos que comprar. Ya
no queda.
- ¡Pero si compré ayer dos tabletas!
- Se lo comió papá. ¡Si traes del blanco
se lo devora!
6 ago 2016
De lepra, franquismo y amarres
- Mamá, ¡¡ven!! ¡Vamos a jugar a
leprosos!
- A... ¿¿ leprosos ?? Qué locura...
Id
hasta aquella pequeña colina. Mirad, alguien ha escrito un nombre
utilizando rocas de lava.
Ahora voy yo. Quiero sacar unas fotos
al faro.
Mamma mía... qué viento... casi puede
con nosotros. Qué fuerza hay aquí. Este trozo de tierra de volcán, de mar y el viento. Es muy fuerte eh...
- A mi me lleva el viento... ¡mira
mamá! Adiooooss.
- Hay una luz muy bonita también.
Traigo la cámara porque quiero hacer unas fotos al faro. Son para Susana. Ha
tenido una idea estupenda. Le va a regalar a su amor una foto de este faro. Y
yo se la voy a mandar. Con dos faros, el antiguo con esa lámpara, y el nuevo
largo y altivo.
-¿Vas a mandarle los dos faros para
que elija?
- Bueno, quiero enviarle varias
perspectivas.
Depende de dónde te coloques y de la
luz que haya y cómo la uses... así saldrá la foto. A mí también me encantan los
faros. Hay tantas historias...
Ahora es La luz. Déjame un momento.
- ¿Me dejas hacer a mi?
- Claro, pero espera un momento.
- Pues entonces me voy. Si no me
haces caso y tampoco me dejas...
- Vete sí, luego voy yo y te dejo
hacer una foto.
- ¿Mamá pero por qué hicieron otro
faro si ya tenían uno? ¿Hay alguien allí arriba?
... ...
Mamaaaá ven a jugar a leprosos con
nosotros.
- Ahora voy... un momento...
A ver, ¿cómo se juega a leprosos?
- Pues nada, tu intentas huir pero no
puedes porque eres leproso, y eres de los malos, y nosotros, que somos de los
buenos te matamos. Tú eres del lado oscuro. Te posee la fuerza.
- No me gusta nada este juego, lo
siento, yo a eso no juego. Es espantoso. Y otra vez el rollito de los malos y los
buenos. Pero, ¿vosotros sabéis lo que es la lepra?
- Es como algo en la piel, que se
cae, y te ponen vendas como una momia.
- Es una enfermedad sí, con muy mala
prensa además. Es que crea un aspecto de la piel que repele a los demás, y la
gente pensaba que era muy contagioso. Ya estaban estigmatizados para siempre.
Mira qué palabra. ¡Estigma!
- Por eso tienes que huir mamá...te
contagias.
- Es infecciosa, pero no tan
contagiosa como se cree. Antes recluían
a la gente en leproserías, lugares, apartados, del resto del pueblo que no
contagiado, como este... Mirad...
Barracones para enfermeros y médicos,
avenidas, plazas, barracones de enfermos, los crematorios. Y la iglesia...
- Alaaa... ¡Vamos!
- ¿Queréis que vayamos hasta allí? Vale,
vamos, pero sin jugar a matar leprosos. Vamos hasta el primer barracón.
- Todo está lleno de graffitis...
Mamá, ¿aquí estuvieron los leprosos?
Tengo un poco de miedo.
- No. No tengas miedo, aquí no hubo
leprosos. Tiene una historia muy curiosa. Lo hicieron en los años 40 con
Franco. Aborrezco esta arquitectura franquista.... Mira la iglesia qué tétrica
es, con esa cruz de cementazo...
vamos a entrar. No tengáis miedo, sólo es una gran sala de cemento, y ventanas
y algún pájaro, mira, esa parece una pardela.
Querían un lugar apartado para los
enfermos de lepra. Luego llegaron los medicamentos para tratar la enfermedad,
dicen, y no se llego a utilizar como sanatorio.
Luego lo compró un italiano para
hacer un macro complejo turístico, y le
paralizaron el proyecto. No sé el motivo...Pero bueno, demasiado cerca de la
costa. ¡Y con este viento por dios!
- Cuando yo lo vi por primera vez aún
había marcos de puertas, y algunos sanitarios, ahora se lo han llevado todo.
- ¿Se lo lleva todo la gente?
- Pues sí. La rapiña está a la orden
del día. Hay restos de cosas, basura, hogueras, latas... la huella del
hombre... Ahora viene también gente a hacer prácticas militares, y locos
vestidos con atuendos de guerrilleros a hacer como que están en la guerra.
A mí lo de las guerras y las peleas
no me gusta. Ya sé, ya sé que sois chicos y todo eso está muy metido en el
ambiente pero haré todo lo posible para que lo detestéis.
En un mundo de guerras y terrores
intentamos enseñaros la no-violencia... a ver qué pasa... Hay gente muy loca
hoy en día. Parece incluso paradójico...
- Mamá, yo voy a ser un niño bueno
siempre, no voy a matar leprosos, ni a nadie. Sólo es un juego.
- Muy bien cariño. Gracias.
- Oye mamá, ¿tú sabes cómo se hace un
hechizo de corazón roto?
- Ja ja ja... Yo no sé cómo se hace.
¿Y tú?
- Yo sí. Mira, se pinta una flecha en
la arena de la playa, en marea baja, después se dibujan unas flores en la punta
de esa flecha con una piedra. Luego esperas y miras en esa dirección, y la
primera chica que veas, pues ya está. Te enamoras para toda la vida. Y luego
sube la marea y lo tapa
- Filtros y hechizos de amor... suena
bien el tuyo, ese del hechizo del corazón roto. Por aquí les encantan los
amarres de amor casero, cuanto más al sur, más.
La blanca, la roja, la negra, la
china, el vudú...
- ¿Tú crees en la magia, mamá?
Me gusta creer en los talismanes, en
las piedras de buena suerte, los talismanes que alejan el mal. El cuarzo, el
ámbar, la malaquita, la piedra de luna...
Vamos a dar la vuelta, se está
haciendo de noche. No sé qué hora es.
Qué más da. Vamos.
La semana que viene habrá lluvia de
perseidas. Muy fuerte. Las veremos desde aquí.
Calor vacío polvo viento
Todo por la patria
Nada más
Todo por la patria
Nada más
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