15 may 2016
El escalómetro y la Naturaleza
- Creo que el pequeño ciervo, que vi esta mañana, cuando volvía de llevaros al cole, es el mismo que vimos antes, hace un momento en la rotonda de la general. Era el mismo
- Dijiste que no sabías si era un gamo, porque tenía el culín blanco.
- Ya. Un gamo sí.
- ¿Qué hacía ahí ?
- No sé exactamente, pero pienso que podía estar buscando a su cría. Estaba al lado de una valla, cerca de la carretera, intentando pasar.O simplemente era miedo, no lo sé.
Supongo que estaría realmente aterrado... luces, coches, ruido, gente y en la noche... para un animal del bosque, del monte... ese conjunto de cosas... son un auténtico infierno, no lo entienden, no están acostumbrados.
Nosotros, las personas, los humanos civilizados nos hemos habituado a esa vida artificial, mucha gente no sale nunca del hormigón y el asfalto.
Pienso que vivir de espaldas a la naturaleza no está muy bien. Hay que pisar la tierra, y el verde, y andar descalzo y dejarse mojar por la lluvia, y dejar que el sol te caliente y te llene de vitamina D, hay que dejar que el viento te mueva y te azote alguna vez, y sentir los copos de nieve dentro de la boca, encima de la lengua, y en las pestañas, y bañarte siempre que puedas en el mar, en los lagos y pantanos. Un baño que no te das es un baño que pierdes en la vida.
- Esta semana también vimos un zorro cruzar la carretera, de día, con su cola larga.
- ¡Es verdad! Qué suerte tenemos de poder ver animales en libertad por aquí. Todo esto en la ciudad no se ve.
El único animal que sobra en el paisaje es el cazador. Debería estar completamente prohibido que una persona pueda caminar por ahí con una escopeta al hombro.
Esa sí que sería una buena norma, una ley. Mañana hablamos de eso. Me lo recordáis.
Y ahora... a la cama. Ya es tarde, vamos. Estoy con vosotros. Yo también estoy realmente agotada. Qué bueno es tener una camita, caliente, y que todo huela bien.
- Mamá...
- Qué...
-Necesito que me subas el escalómetro de mimos, si no...no me puedo dormir...
- Ven, pon esa cabecita aquí en mi hombro, dame tu pequeño pie, aquí, a la estufita, cierra los ojos, sólo eres un niño.
Que nadie te pida más.
Duerme y sueña cosas bonitas. Duerme tranquilo. Mañana vendremos Susu y yo a despertarte. Estoy contigo.
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