Por Paloma V. Otero
La conocí en un momento revolucionario,
transitaba por cambios fundamentales en su vida y en apenas un verano la
vi atrapar el tiempo. Silvia fue un regalo que Alicia Elektra puso en
mi camino hará como ocho o diez años, lo cual no me convierte
precisamente en su amiga más antigua, pero ciertamente me sitúa como
amiga presente. Y este es el privilegio. Presente es Silvia. Con el
tiempo descubrí que las reuniones en casa de Silvia D. Chica son arte
efímero, que parte de su obra son sus amigos y la otra parte la tierra
pura. Desde su ventana Silvia mira a la meseta y cruzando la línea del
horizonte ve la vida brotar. Esto es Silvia, ojo presente. También es
manos, manos grandes que abrazan las palabras al hablar. Y es verbo
escrito. Silvia también es verbo escrito.
Es miembro tripulante del Fanzine Vinalia Trippers, pero esa es una odisea que yo no puedo contar. Hablaré en estas líneas de su blog La Tierra Pura,
que nació al tiempo que nos conocíamos, como diario gráfico de a bordo.
Su trabajo fotográfico tiene una evolución clara. Si originariamente
veíamos a una Silvia fascinada por los detalles de su vida cotidiana, en
la última foto que ilustra la portada del blog vemos el invierno
colgado de dos pinzas de ropa. Silvia ha crecido como ‘hacedora’
artística. Los primeros años de su blog están ilustrados con fotografías
donde el énfasis está en la composición, las figuras y el color; eran
imágenes fruto de la fascinación que le producía un árbol, una rama o un
objeto. No había más intención que atrapar o remarcar la importancia de
un detalle. Esta colección de fotografías mereció una exposición de la
mano del Instituto Cervantes en Brasil y una réplica de la misma en el Hotel Quindós,
y sirvió, quizás, para cerrar una etapa fotográfica. Desde entonces y
enfatizando sobre sus últimos disparos, Silvia D. Chica ha aprendido a
atrapar los momentos entre escena y escena. Me fascina su capacidad de
capturar momentos inacabados, imperfectos y por ello aún más presentes
si cabe, más vivos. Caigo en la cuenta, mientras escribo, que el hilo
conductor en el trabajo artístico fotográfico de Silvia reside en la
capacidad de observar el detalle. El detalle fijo que es una rueda
oxidada o el detalle efímero que significa el momento entre dos
acciones.
Las fotografías de Silvia son poemarios y
sus poemas imágenes. Durante los meses de verano ha estado recopilando
años de escritura en su blog que recientemente han cobrado forma de
poemario, editados magníficamente por Rodrigo de Zoográfico Editorial. Días de verano, decía la entrada de su blog Buscando los detalles, buscando la esencia.
Tenéis, habitantes de la meseta, tres
citas con Silvia D. Chica en León. Una el Jueves 5 de Marzo a las 20:00
en la inauguración de la exposición colectiva Kanya en Femenino (c/Monasterio, 5, León); Otra el viernes 20 de marzo, a la misma hora, en Elektra Cómics (c/Comandante
Zorita, 4, León), donde habrá fotografía, poemas y música. Y una
tercera el domingo 22 marzo, en la sesión vermouth con una lectura
compartida con Laura Fraile en el Bar Belmondo (c/ San
Lorenzo, 1, León). Id y disfrutadla. Por mi parte, la última vez que
estuve con Silvia fue el otoño pasado en Madrid. Presentaba el último
número de Vinalia Trippers, junto con Vicente Muñoz, Ana Curra y
Cesar Scappa. Estaba en primera fila mirando a través del objetivo de
su cámara y no disparaba innecesariamente. También la escuché leer
poemas tanto propios como ajenos y tuve el privilegio de estar con
Silvia en estado puro.
Gracias amiga♥
No hay comentarios:
Publicar un comentario