Energía sin límite
enredando sin fin
con un interés desaforado por conocer
descubrir, tocar y gritarlo a los cuatro vientos...
qué envidia de capacidad de asombro
cuando ya han pasado 45 años
y la mente ha dejado de ser niña hace tiempo
cuando los ojos ya no ven nada nuevo
y la alegría está velada, traslúcida,
como una catarata que cubre los ojos
y hay un pesar en el vivir
un dolor en el ser...
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