Por Roxana Popelka
No fueron estrellas musicales ni demiurgos, tampoco héroes.
No fueron los primeros americanos que se rebelaron contra lo absurdo de un “sueño americano” tramposo.
He visto los mejores cerebros de mi generación destruidos por la locura, famélicos, histéricos…
ni fueron los primeros en vincular arte+vida,
que encendían cigarrillos en furgones furgones furgones que traqueteaban a través de la nieve…
pero se atrevieron a transformar una realidad pacata, minúscula.
que estudiaban a Plotino Poe S. Juan de la Cruz telepatía y la kabala bop…
A buscar más allá de las fronteras, mentales y geográficas, el pulso a la vida.
que desaparecieron en los volcanes de Méjico dejando tras de ellos tan solo la sombra de sus vaqueros y la lava y la ceniza de la poesía esparcida en la chimenea…
Los Beat fueron malabaristas de lo cotidiano al apostar por la innovación en una escena literaria que pedía a gritos un lavado de cara. Mucho se ha escrito sobre la generación Beat, aun así, Vicente Muñóz e Ignacio Escuín, bajo el sello Baladí Ediciones, rinden homenaje a esta influyente generación, publicando la antología Beatitud: Visiones de la Beat Generation, y saldan una cuenta pendiente con Ginsberg, Burroughs, Kerouac, Cassady, Corso…
Una pandilla de escritores caminantes que después de 50 años vuelven a la carretera, en enero de 2011, de la mano de los 33 autores que participan en Beatitud.
que vagaban sin tino a media noche en el cercado de los ferrocarriles preguntándose dónde ir, y partían, sin dejar atrás corazones destrozados…*
para continuar leyendo la entrevista:
Beatitud, el blog
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