Nada como tumbarse al sol en el jardín después de una mañana de trabajo.
El ligero viento, las hojas de la higuera creciendo, la exuberante
kerria japónica, la sombra cada vez más ancha del peral, las cigüeñas
trabajando en la espadaña, los trinos diferentes, la suavidad de la piel
que sonríe al sol, andar descalza pisando las deliciosas y humildes
margaritas y todas las clases de verde. . .
Ganas de calidez, de sol, de exterior.
Sozinho- C. Veloso
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